Día 5: Medina de Pomar, Tobera, Frías y Oña

Kilómetros aproximados: 110.

Aunque era domingo, pusimos el despertador a las 7 (que era nuestra hora habitual más o menos), y tras las duchas y el desayuno, salimos alrededor de las 8’30. En el día de hoy no haríamos muchos kilómetros, pero visitaríamos varios pueblos.

Comenzamos por MEDINA DE POMAR, paseamos tranquilamente, porque como era domingo y prontito, apenas nos cruzamos a nadie por la calle.









Como estaba abierto y nos iba bien la hora, hicimos la visita guiada del Castillo de los Velasco (o Alcázar de los Condestables de Castilla); desde su terraza hay buenas vistas. Entrada: 3 €.

El siguiente, TOBERA, que era otro de los lugares que nos había recomendado por nuestro anfitrión; dimos un paseíto por las cascadas hasta el pueblo y regresamos. Una visita muy agradable, y aunque costó encontrar hueco para aparcar, mereció la pena.




Antes de irnos pudimos disfrutar de la Ermita de Santa María de la Hoz, con tranquilidad.



El pueblo estrella de hoy era FRÍAS, y casualmente aquí apenas nos costó aparcar, igual que ayer, seguíamos teniendo un bonito día soleado. Dimos un paseíto por sus calles y luego nos tomamos un vermú en una terraza.











Como todavía nos quedaba tiempo hasta la hora de nuestra reserva para comer, decidimos acercarnos hasta el Mirador, las vistas merecen mucho la pena.



Y ya se había hecho hora de nuestra reserva en Restaurante Ortiz, la comida muy rica y servían muy rápido sin agobiar, pedimos del menú, y salimos por pareja a 44 €; nos gustó mucho.




Luego fuimos el Castillo de los Duques de Frías (o de los Velasco), hay poco que visitar, pero las panorámicas desde la torre del homenaje son muy bonitas, y más en un día tan claro como el de hoy. Entrada: 2 €.












Regresamos al coche e hicimos parada en el Puente Medieval, muy bonito; con parking y un merendero muy agradable junto al río.



Y finalmente antes de regresar a casa hicimos parada en OÑA, su importancia durante la formación de Castilla, ha quedado reflejada en su conjunto monumental. Cuando llegamos, el Monasterio ya estaba cerrado, una pena porque su claustro es muy bonito; dimos un paseo y ya nos volvimos a casa.


Subimos un rato a la terraza a disfrutar de sus bonitas vistas y la tranquilidad.

Luego preparamos las maletas, y pasamos el resto del tiempo viendo fútbol por la tv, sobre las 10 cenamos algo, y luego acabamos de preparar las rutas de los próximos días. La curiosidad de la tarde, es que la mini nevera, que pensábamos no enfriaba mucho, congeló una Coca-Cola y la reventó, nunca hubiéramos imaginado que aquella neverita fuera capaz de congelar en la nevera en pocas horas.


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